El colectivo feminista de Valencia Dones i prou ha difundido un comunicado repleto de mentiras,
difamaciones e incoherencias sobre nuestra organización.
Afirman que, literalmente, "hemos tenido conocimiento
de una agresión sexista hacia una compañera", para luego afirmar que
"sus agresores" (nótese el plural) son miembros de Reconstrucción
Comunista. Finalmente y antes de pedir la expulsión inmediata de los presuntos responsables
del ataque, así como una disculpa de manera pública (por un hecho que no ha
sucedido), afirman que RC "ha dado largas" siempre que se ha querido
contactar con nuestra organización para tratar el asunto.
Empezaremos por desmentir esto último. Dones i prou intentó "contactar" con nosotros a través de
un miembro de una de las células de Valencia de RC al que le pidió un encuentro
en un espacio ajeno. La respuesta del militante fue que para ello debían solicitarlo
de manera adecuada, es decir, contactando con la persona apropiada. Días
después, nos llegó la noticia por una compañera del colectivo Distrito Sur que Dones i prou había tratado de contactar
con RC enviando un mensaje privado a la página de Facebook de su colectivo. Ella
misma les sugirió que escribieran directamente a nuestro colectivo, pues ella pertenecía
en realidad a DS. Por fin, y después de dos intentos de contacto inexistentes, Dones i prou envió un correo a nuestra
organización pidiendo expulsiones entre nuestras filas. Como es lógico, la
contestación de RC fue solicitar una reunión para aclarar toda la cuestión,
pues de ningún modo compartíamos la misma versión de los hechos.
Finalmente, y justo cuando la organización se encontraba en
disposición de poder concretar dicha reunión, nos encontramos con que Dones i prou se ha tomado la libertad de
publicar estas acusaciones sin verificar siquiera la información. No estamos "dando
largas". Desde Reconstrucción Comunista aprovechamos este comunicado de
respuesta para recordarles que seguimos queriendo tratar esta cuestión por los
cauces pertinentes. Dicho esto, queremos desmentir públicamente las acusaciones
de las que hemos sido objeto en este vergonzoso comunicado del colectivo Dones i prou.
Nos resulta indignante que personas que no estaban presentes
durante los hechos en cuestión se atrevan a afirmar con total seguridad que una
compañera suya fue agredida por un grupo de personas determinadas. La agresión
no fue ni siquiera cometida por un grupo, sino por una sola persona, que
resulta ser una joven de su misma edad a la que provocó previamente para luego,
y como ya ha hecho en otras ocasiones, ampararse en la ley como denunciante de
una agresión. Nuestra camarada no hizo más que defenderse de las provocaciones
verbales y físicas de esta persona, cuyo odio a nuestra organización es ya
conocido (odio basado en que siempre hayamos considerado deleznable el que
presentara denuncias falsas por violencia de género).
Acabaremos, por tanto, confirmando que no solo fue una mujer
con quien tuvo un problema puntual por motivos personales y ajenos al supuesto
sexismo de nuestra camarada, sino también que de ningún modo puede aquel hecho
calificarse como una agresión sexista. Nos parece vergonzoso (aunque también representativo
de la lamentable situación en que el feminismo se encuentra actualmente) que un
colectivo "feminista" no sepa qué es una agresión sexista. Pues bien,
esta se define como el ejercicio de poder cuyo móvil es, de hecho, la
superioridad de un sexo sobre el otro.
Calificar un altercado personal entre dos mujeres de 'agresión
sexista' nos parece penoso y muy grave, ya no porque la afectada directa de la
acusación y de las consiguientes falsas denuncias sea miembro de RC, sino porque
cada día hay miles de mujeres afectadas por la violencia machista, único
sexismo con carácter fenomenológico gracias a la trivialización, vergonzosa y
antifeminista, que hacen mujeres como esta falsa denunciante y las de todos los
colectivos que amparan este crimen contra las verdaderas víctimas de la
violencia de género.
El feminismo de clase es revolucionario y proletario. Por
eso, nosotros deslegitimamos totalmente la justicia burguesa, que se lava la
cara con unas cuantas leyes referentes a lo que el Estado burgués considera 'violencia
de género', que no son más que parches y reformas para seguir perpetuando la
violencia diaria y verdadera contra las mujeres, para seguir gestionando falsas
denuncias mientras mujeres mueren asesinadas todas las semanas, mientras siguen
esclavizadas en trabajos forzados, o combinando el trabajo no remunerado con
trabajo asalariado por el simple hecho de ser mujeres.
Noviembre de 2014